Me han explicado que venimos a España para tener una vida mejor, para que pueda seguir estudiando y crear mi futuro.
Aun no sé qué quiero ser de mayor, pero estoy seguro de que quiero ayudar a la gente.
Cuando llegamos a España no es como me contaron, la gente no es amable conmigo como me dijeron, me miran raro y aun que les sonrió no me devuelven la sonrisa.
Ahora no conozco a nadie, pero estoy seguro que cuando pueda ir al colegio voy a tener nuevos amigos, siempre se me ha dado bien, me gusta mucho estar acompañado y en el colegio en mi país era el delegado de la clase.
El primer día de clase no es fácil, los compañeros pasan por mi lado, pero ninguno me mira, no entiendo nada de español, solo llevo 2 semanas aquí y me da vergüenza presentarme. Pasa un rato hasta que un chico un poco mas mayor que yo se para frente a mí, me habla en mi idioma, me ayuda.
Nunca imaginé que sería tan diferente. En mi nueva clase hay una chica de mi país, ella lleva más tiempo en España, no tiene problemas con el idioma. Como esta sola, me sientan junto a ella.
Las semanas pasan, en clase nadie habla con nosotros y aunque he aprendido muchas palabras en español no tengo con quien usarlas. En los descansos tampoco hablo con nadie, al principio intenté acercarme a algunos grupos, pero no me hacen caso, parece que no ven. He vistos que algunos chicos juegan al fútbol, si la semana que viene me animo, intentaré que me dejen jugar con ellos.
El chico invisible